sábado, 30 de julio de 2016

Nuestra relacion con Dios como Padre e hijos


Nuestra Relacion con Dios como Padre  hijos

Resultado de imagen para paternidad de DiosIntroducción

Es muy popular y muy arraigada la idea de que todos los hombres son hijos de Dios. Lo cierto es que la revelación bíblica difiere de esta idea popular. Lo correcto, en todo caso, sería decir que todos los seres humanos somos criaturas de Dios; pero ser hijo de Dios es algo muy especial que solamente puede ser logrado por la intervención de Jesucristo. Cada uno de nosotros, si hemos aceptado la salvación que Cristo ofrece, somos efectivamente hijos de Dios, pero quien no lo haya hecho y viva de acuerdo con el mundo, no tiene derecho de llamarse así, eso nos lo dice la Palabra de Dios. Pero, entonces ¿Que significa ser hijo y no criatura?
La paternidad de Dios. Mateo 6:9; Juan 1:17-18; Mateo 6:26; Hebreos 12:5-7
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Jesús nos enseñó a dirigirnos a Dios como nuestro Padre Celestial y nos mostró la posibilidad de relacionarnos con él, nos presentó su buena voluntad y la grandeza de su amor. Gracias a Jesús conocimos al Dios de gracia. Ahora bien, si hemos aceptado a Cristo como nuestro Señor y Salvador, Dios nos cuenta como sus hijos y eso nos coloca en una relación que antes no disfrutábamos. Dios, como Padre, es tierno y amoroso, nos da lo que necesitamos, nos guía y disciplina cuando nos hace falta, nos protege y guarda con poder invencible. Todo lo que un padre desea para sus hijos lo desea Dios para nosotros, deberíamos sentirnos completamente protegidos, completamente bendecidos y completamente seguros, puesto que tenemos un Padre tan glorioso.
El papel de los hijos. Romanos 8:14; 1Pedro 1:14; Efesios 5:1; Jeremías 33:3; Lucas 11:13; Filipenses 2:15 
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Como hijos nos toca la obediencia y la docilidad. Qué hace un buen hijo sino dejarse instruir, dejarse aconsejar y guiar por alguien que tiene la sabiduría para hacerlo. Un buen hijo honra al padre, imita al padre, se comunica, platica, se sincera con su padre. Todo esto podemos y debemos hacer con nuestro Padre. Un buen hijo no se acerca a su padre por mero interés, no le busca pensando en la herencia que le corresponde o en lo que materialmente pueda obtener. Nuestro papel como hijos es de deleite en la relación con Dios, de obediencia en amor, de servicio por gratitud, de anhelo de agradarle y de poner muy en alto su Nombre.
La bendición de la relación. Juan 14:23; Gálatas 3:26, 4:6; 1 Juan 3:1; Romanos 8:15.
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Cuando la gente común dice que Dios es su Padre, lo dice por las cosas que creé que merece que Dios debe darles. Creen que porque se dicen hijos de Dios tendrán derecho de ir a la gloria, aunque nunca le hayan ofrecido su vida y entregado su corazón. Pero lo más importante no es lo que podemos obtener de Dios, sino nuestra relación con él, que seamos parte de su familia, que nos cuente como hijos, y que podamos llegar a ser tan íntimos que podamos llamarle papito. Este es el grado de la relación a la que llegamos a través de Cristo. Es una relación tan estrecha que se basa en el amor muto, Dios nos ama y nosotros, sus hijos le amamos también. Abba Padre quiere decir padre mío, en el sentido más íntimo, puede corresponder a una frase de tal confianza como papi, papito, o algo similar. Por ello la Biblia declara que solamente los que le recibieron tienen el derecho de ser llamados hijos de Dios. Si estás en Cristo y sabes que Dios es tu Padre, vive la relación, tómalo en serio, deléitate con él, háblale, cuéntale tus problemas y tus victorias, pídele consejo y sabiduría en tus asuntos y sírvele agradecido. Pon su Nombre en lo más alto, que se sienta orgulloso de ti, de tu obediencia. Amalo porque él es un Padre amante.